Los condes y duques, señores de estas tierras, mantienen todavía los antiguos títulos de príncipes, perviviendo así a lo largo de un milenio instituciones del pasado. Estos príncipes tienen unos infanzones a los que les conceden las "villae". A su vez estos caballeros viven de las rentas que perciben de los campesinos y de las tasas que imponen a los hombres libres de su jurisdicción. Trasancos acoge el más importante de los clanes de Galicia, que tiene residencia en el monasterio de San Martiño. Es la dinastía de los Petriz o Froilaz, más tarde condes de Trava, que contribuyeron a consolidar este monasterio, junto al de San Salvador de Pedroso, entre los más influyentes de Galicia. En los primeros años del s. XIII, la terra de Trasancos sufre profundísimos cambios, y se fundan las villas de Neda y Ferrol.

Este hecho trajo profundas implicaciones en todos los terrenos y la ruptura de la autarquía política y económica tradicional. Hubo también en este momento luchas internas entre hidalgos para llegar a establecerse como comendadores de los monasterios, y se creó un ambiente social violento y enrarecido. Llegan, así, años oscuros y caos económico, la desastrosa Batalla del Salado contra los árabes y los primeros brotes de peste negra. Con esto San Martiño va a perder una población que en el siglo XVI no se había recuperado.